jueves, 24 de enero de 2008

Vacío de sonrisas...


Y un día desapareció…

Ese ser que tanto amor era capaz de dar, tanto amor por entregar que se llevó guardado en los bolsillos de su ya vieja ilusión…

Algunos dijeron que era imposible no amar la vida a través del entusiasmo que demostró por ella en aquellos ya lejanos años de su vida… Porque cuanto más detestas la vida, más pasión es la que has demostrado por ella… Sus ojos y sus ganas se perdían tras la primera ilusión de amor, de calor, de ternura… de cariño…

Muchas veces se vio capaz de volver a amar la vida como antaño, pero poco después volvía a sentir por ella casi un desprecio absoluto, porque no le permitía regalar todo lo que tenía… Porque ya nada le ofrecía…

Y la tristeza se apoderó casi hasta el final de su alma…

Y se quedó vacío de sonrisas, vacío de momentos, vacío de sí mismo y muchas veces vivía engañado… Pero engañado por sí mismo pensando que alguien sinceramente le amaba o le podía amar…

Pero en el fondo se daba cuenta de que toda su vida estaba equivocada…


Y cuando alguien se va, quedan demasiadas luces encendidas que no se sabe como apagar…



“… me he quedado sin pulso y sin aliento sin ti…”

“Este amor ya sin mí te amará siempre…”

(Ángel González)



“Hay espinas por todas partes, pero, a lo largo del camino, las rosas sobresalen”

(Marqués de Sade)







Black Roses for the Death...