jueves, 10 de agosto de 2006

Anoche...



Ayer por la noche una extraña sensación me invadía por completo. Tardé mucho en iniciar las tres horas escasas de descanso que he tenido… Una mezcla de preocupación, dolor, miedo y esperanza. Realmente traté de mantener mi mente en blanco, para no tener que pensar en nada. Dejé que el aire golpeara mi rostro y alborotara mi pelo… Dejé que el negro manto de la noche me cubriera.

Y di un paseo…

Paseé junto a mi soledad…

Con el único techo de las estrellas, jugué a identificarlas, como cuando era pequeño… Ya han pasado demasiados años, pero sentí lo mismo que sentía cuando jugaba con mis hermanos a ver quien era capaz de descubrir más constelaciones o buscar formas extrañas en esos pequeños grupos de luces…

Y busqué una estrella fugaz que cruzara “mi cielo” para pedir mi deseo…

Y me sentí solo…

Y sentí de nuevo el miedo a la soledad…

Y ayer, por la noche, sentí frío…

Y a veces, el frío me hace sentirme vivo…

Y lloré…

Y ayer por la noche releí “El Principito”…

Y hoy he vuelto a comenzar a releer “Also sprach Zarathustra” de F. Nietzsche… Y me encanta…

Y algún día espero poder tener a mi niña entre mis brazos…

Y una vez leí algo que decía así: “Lo que hacemos por nosotros mismos, muere con nosotros mismos. Lo que hacemos por los otros, permanece y es inmortal…”

Y quizás sea cierto…

Y nunca podremos saberlo…
Y yo te esperaré...