Otro día más...

Las palabras difícilmente brotan de mi interior y me doy cuenta de que, quizás, estoy cambiando poco a poco…
Me refugio en mí mismo para darme el calor que no tengo, para consolarme en mi tristeza y para tratar de llorar…Aún no he podido hacerlo…
Ni una sola lágrima ha brotado todavía de mí…
Y eso también me asusta…
La eterna dualidad entre lo que “quiero ser” y lo que “puedo ser” me atormenta. La lucha en mi interior también me desgasta… ¿Estaré cambiando?
Sé lo que siento… Sé que necesito sentirlo para poder continuar luchando, para poder continuar avanzando… Pero también se reconocer mis debilidades…
Tener siempre la sensación de que el tiempo se acaba, hace que muchas veces le quitemos importancia a las cosas, para quedarnos con lo que realmente importa… Se llega a comprender que el tiempo, cada momento, cada instante, deben ser aprovechados al máximo, disfrutados sin medida y compartirlo y regalarlo a la gente a la que se ama… Porque se lo merecen…
Mi vida nunca ha sido ni será fácil… Todo he tenido que ganármelo, conseguirlo, sufrirlo… Además, mi corazón siempre ha estado deseando amar…
Y ahora vuelvo a ser débil, vulnerable…
Y ahora, ¿quién me regalará un abrazo…?
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“Por nuestras virtudes es por lo que seremos más castigados”
(F.W. Nietzsche. Más Allá del Bien y del Mal)